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Recomiendan mejorar el control de antimicrobianos en clínicas veterinarias
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Recomiendan mejorar el control de antimicrobianos en clínicas veterinarias

​Luca Guardabassi, Copresidente del grupo Therapeutics Guidelines Group, reflexiona sobre la importancia de mejorar el concepto de administración de antimicrobianos en la práctica veterinaria de animales de compañía
Antimicrobianos veterinaria

Los antibióticos son una fuerza para el bien público global. Son indispensables para controlar y prevenir enfermedades bacterianas que de otro modo serían incurables en las personas, así como en los animales de compañía.


Sin embargo, los antibióticos tienen el inconveniente de que su uso selecciona bacterias resistentes que pueden dificultar la eficacia de la vida útil de estos medicamentos con el tiempo. Existe el problema adicional de que el uso de antimicrobianos en animales de compañía tiene implicaciones potenciales para la salud pública y laboral, ya que las bacterias resistentes en los animales de compañía pueden transmitirse a los propietarios y al personal veterinario.


En vista de esto, Luca Guardabassi, Copresidente del grupo Therapeutics Guidelines Group (TGG) creado por la WSAVA para abordar este problema, señala que es importante racionalizar el uso de estos medicamentos esenciales, maximizando la eficacia clínica y minimizando la propagación de la resistencia. “Si dos medicamentos tienen una eficacia comparable para tratar una enfermedad específica, el veterinario debe priorizar el medicamento que ofrece el menor riesgo de seleccionar fenotipos de resistencia a los antibióticos de relevancia clínica y zoonótica. Esta no es una tarea fácil porque requiere un amplio conocimiento, que abarca desde enfermedades infecciosas hasta farmacología y microbiología, complementada con una conciencia de la importancia crítica de las diferentes clases de antibióticos en la medicina humana. También requiere monitoreo local y la evaluación continua del uso de antimicrobianos y la resistencia a los antimicrobianos a nivel clínico”, explica Guardabassi.


Asimismo, resalta la importancia de una educación continua sobre administración de antimicrobianos (AMS) porque lo considera “esencial” para racionalizar el uso de antibióticos en la práctica veterinaria. “Algunas de estas habilidades no se entregan como 'competencias del primer día' a los estudiantes graduados por el plan de estudios actual de educación veterinaria”, apunta.


El mundo está comprometido en un esfuerzo colectivo para mejorar el uso de antimicrobianos en el sector veterinario a través de intervenciones nacionales y regionales destinadas a reducir el consumo general y restringir el uso de antimicrobianos específicos de gran importancia crítica en la medicina humana. Este enfoque de arriba hacia abajo es efectivo para racionalizar el uso de antimicrobianos en la producción ganadera, donde las tasas de resistencia en patógenos bacterianos son relativamente bajas y el principal impulso del AMS es mitigar los riesgos para la salud de los consumidores de alimentos y los trabajadores agrícolas.


Sin embargo, el experto señala que este enfoque es inadecuado para abordar las necesidades clínicas y los requisitos de atención al paciente asociados con la creciente incidencia de infecciones bacterianas resistentes a múltiples fármacos en animales de compañía, una situación que tiene consecuencias importantes para la salud y el bienestar de los animales. “Las peculiaridades de la práctica de animales de compañía requieren un enfoque de abajo hacia arriba basado en la implementación del programa AMS a nivel clínico, que debe adaptarse tanto al programa de control de infecciones de la clínica como a los sistemas nacionales de vigilancia”, asegura.


INCORPORAR EN LA PRÁCTICA UN EQUIPO AMS


Según el experto, cualquier clínica veterinaria debe tener un equipo de AMS, dirigido por un veterinario con competencia en AMS, y compuesto por todos los profesionales involucrados en el cuidado de los animales. “El equipo de AMS debe desarrollar formularios escritos de antibióticos que describan los medicamentos de primer, segundo y tercer nivel para cada enfermedad bacteriana de acuerdo con las pautas nacionales, para monitorear el uso de antibióticos y las tendencias de resistencia a nivel clínico, y para ajustar los formularios usando el análisis de estos datos de vigilancia, exactamente como se hace en hospitales humanos”, indica. 


Además, según Guardabassi, el equipo de AMS también debe definir objetivos e intervenciones medibles para mejorar los patrones locales de uso de antibióticos. Ejemplos de intervenciones podrían incluir correcciones de tendencias irracionales de prescripción de antibióticos, así como estrategias de reducción y rotación de antibióticos.

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