El gusano del corazón supone un problema importante en la salud de las mascotas. Lamentablemente, las clínicas veterinarias han tenido que adaptar y modificar sus rutinas normales de trabajo debido a la actual epidemia de la COVID-19, limitando las consultas a las urgencias, y apoyando con teleasistencia cuando sea posible. En el caso del gusano del corazón, la teleasistencia no es útil ya que no contempla la administración de fármacos ni la realización de la prueba de rutina para su detección.
Debido a las recomendaciones de las instituciones de salud pública, los veterinarios, como profesionales sanitarios y trabajadores expuestos al público, deben adoptar una serie de medidas encaminadas a la protección de la salud pública, sin descuidar la salud de los animales. Estas medidas suponen el retraso de las visitas de rutina y los exámenes de detección de enfermedades. Por esta razón, muchos veterinarios se preguntan cómo proceder con las pruebas anuales del gusano del corazón, así como el reabastecimiento de recetas y la continuidad de los tratamientos en los animales diagnosticados. Para responder a estas preguntas, la American Heartworm Society (AHS) ha elaborado una guía con pautas de recomendación.
PRUEBAS Y PREVENCIÓN DEL GUSANO DEL CORAZÓN
Las pruebas anuales de detección son recomendadas por la FDA y la AHS, pero dado que actualmente esta práctica no se puede ofrecer, la AHS recomienda lo siguiente:
Escenario A: Cuando la mascota ha estado recibiendo dosis preventivas después la última prueba realizada. En este caso el veterinario puede retrasar la prueba anual hasta 6 meses, y recetar hasta 6 meses la medicación preventiva contra el gusano del corazón.
Escenario B: Si el veterinario documenta una falta de 3 a 6 meses en la administración preventiva del gusano del corazón, se recomienda realizar la prueba para que no se demore el posible diagnóstico y posterior tratamiento. La decisión de realizar, o no, tratamiento preventivo a corto plazo queda a elección del veterinario. En estos casos se recomienda el uso de repelentes de mosquitos y un preventivo de gusanos del corazón, para intentar minimizar que un perro microfilarémico se convierta en fuente de infección para otros animales.
Escenario C: Si el fallo en la prevención es de más de 6 meses, no se recomienda el tratamiento preventivo hasta que el animal sea examinado y testeado. Del mismo modo, un repelente antimosquitos puede minimizar el riesgo de que un perro microfilarémico se convierta en una fuente de infección para otros animales.
En los escenarios A y B, la AHS recomienda realizar una prueba de detección dentro de los 6 próximos meses.
TRATAMIENTO
El protocolo del tratamiento adulticida de la AHS recomienda 30 días entre la finalización de la administración de doxicilina y la primera inyección de melarsomina. Del mismo modo, se recomiendan también 30 días entre la primera inyección y las dos siguientes, estando estas dos últimas separadas 24 horas entre sí. También es fundamental mantener el tratamiento con lactonas macrocíclicas como prevención durante el tratamiento adulticida y más allá.
En caso de que sea necesario un retraso en cualquier etapa del tratamiento, los expertos han plateado dos escenarios.
Escenario A: Perro diagnosticado, tratado con doxiciclina preventiva, pero la primera inyección debe de retrasarse. ¿Cuánto tiempo puede esperar el veterinario antes de administrar la melarsomina sin repetir la doxiciclina?
Si se administró la doxiciclina a 10 mg/kg BID durante un mes, y se administró una prevención uniforme frente al gusano del corazón durante todo el periodo anterior, no hay necesidad de repetir la doxiciclina hasta pasado un año.
Si la doxicilina se administró a 5 mg/kg BID durante un mes, el tratamiento debe repetirse pasados los 6 meses. Mientras tanto, conviene un tratamiento preventivo eficaz frente el gusano, y sin interrupción.
Escenario B: Un perro ha sido tratado con preventivos, doxiciclina y además ha recibido la primera inyección de melarsomina, pero la segunda y tercera se han retrasado. ¿Cuánto tiempo puede esperar el veterinario para administrar estas dos dosis?
Se pueden retrasar hasta 6 meses, pero la segunda y tercera inyección deben administrarse dentro de un periodo de 24 horas.
CONCLUSIÓN
Estas recomendaciones intentan aclarar y ayudar en la toma de decisiones en los veterinarios que trabajan con estos escenarios en plena epidemia de la COVID-19. Entendiendo que las circunstancias son dinámicas, la AHS revisará estas recomendaciones en los próximos 3 meses, o antes si fuera necesario.