Una nueva técnica de imagenología del cáncer podría mejorar significativamente la capacidad de diagnosticar la propagación de la enfermedad a los ganglios linfáticos en perros con tumores de cabeza y cuello. La técnica, que consiste en inyectar nanopartículas de hierro en un perro y luego usar imágenes de resonancia magnética (IRM) para detectar las partículas, está siendo probada en la Universidad Estatal de Colorado. Si tiene éxito, podría ayudar a guiar las decisiones terapéuticas para pacientes con cáncer canino.
"El cáncer es un juego de números, y si quieres curarlo debes deshacerte del 100% de las células cancerosas que hay en el cuerpo", explica Lynn Griffin, profesora asistente de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Colorado e investigador principal del estudio. "Este método podría determinar de manera no invasiva y más precisa dónde se esconde el cáncer para que podamos hacer algo al respecto", añade.
La técnica se usaría durante la estadificación del cáncer, un proceso para determinar el alcance de la metástasis de un tumor antes de someterse a cualquier tipo de tratamiento. Esto permite a los veterinarios desarrollar planes de tratamiento óptimos para maximizar las posibilidades de un paciente de obtener un resultado positivo.
Para el estudio, el equipo inyecta nanopartículas, en este caso pedazos microscópicos de hierro, en el torrente sanguíneo de un perro. Las partículas son engullidas por los macrófagos, glóbulos blancos que limpian la sangre de los desechos celulares, antes de pasar a los ganglios linfáticos cercanos.
El hierro aparece negro en ciertas imágenes de resonancia magnética, por lo que, si un ganglio linfático completamente sano está lleno de macrófagos que contienen las nanopartículas, también aparecería completamente negro. Sin embargo, las células cancerosas expulsan a los macrófagos de los ganglios linfáticos. Si el cáncer ha invadido incluso una pequeña porción de un ganglio linfático, esa porción debe aparecer blanca en una resonancia magnética. Los resultados serían detectables en menos de 48 horas después de la inyección.
LAS TÉCNICAS ACTUALES NO SON MUY FIABLES
En el estudio piloto inicial, el equipo probó la técnica en seis perros y tenía un 88% de precisión en la detección del cáncer, que es más alta que la mayoría de las modalidades de imágenes conocidas.
Las técnicas de imagen actuales para diagnosticar la propagación del cáncer a los ganglios linfáticos en perros con cánceres de cabeza y cuello, que incluyen palpación y ultrasonido, no son muy fiables. Las células cancerosas pueden sentarse en un lado de un ganglio linfático sano sin distorsionarlo, lo que le permite sentirse normal al tacto humano. Del mismo modo, los ultrasonidos tienen dificultades para detectar la enfermedad si no es evidente.
“Los cánceres de cabeza y cuello, como el fibrosarcoma y el melanoma oral, representan del 6% al 7% de los tumores caninos”, según apuntan.
Si bien esta técnica podría usarse en cualquier parte del cuerpo, el equipo se está enfocando primero en los tumores de cabeza y cuello debido a la accesibilidad de los ganglios linfáticos de esa área.
“Una de las partes más difíciles sobre el tratamiento del cáncer es no saber si has sido lo suficientemente agresivo como para derrotarlo, mientras mantienes una buena calidad de vida. Esta técnica podría ayudar a resolver ese problema”, señala Janet Patterson-Kane, directora científica. "Con esta prueba de diagnóstico, podríamos mejorar nuestra capacidad de ayudar a los propietarios a tomar las mejores decisiones para sus queridas mascotas, y eso sería un buen resultado".
Las resonancias magnéticas de nanopartículas se intentaron por primera vez en medicina humana para el cáncer de próstata, pero la técnica todavía se está utilizando a nivel experimental. Si tiene éxito en perros, Griffin apunta que su equipo evaluará su uso para detectar la propagación del carcinoma escamoso oral felino, el cáncer oral más común en los gatos.