Las personas mayores que viven en residencias sufren algunos problemas sociales y de salud, ya que a veces no se sienten queridas, les cuesta comunicarse con otras personas y acaban teniendo una sensación de soledad, aislamiento y poca estimulación mental.
Varios estudios en los últimos 30 años han demostrado que la presencia de una mascota puede ser beneficiosa, en muchos sentidos, tanto para aquellas personas mayores que viven en residencia como para las que viven solas.
La veterinaria Empar Mallol del colectivo Profesionales para la Promoción de la Salud de Girona, alianza estratégica entre los colegios profesionales del ámbito sanitario de la demarcación de Girona, explica que en Barcelona existe una de las residencias pioneras en permitir que las mascotas acompañen a sus propietarios, “no cobran ningún suplemento adicional siempre y cuando se cumplan unos requisitos (animal identificado con chip, con las vacunas correspondientes, no pueden entrar en la cocina y en el comedor ...). Las propietarias de la residencia son dos hermanas apasionadas de los animales. Es un centro de régimen abierto, tanto residentes como familiares pueden entrar y salir libremente, solos o supervisados”. Según cuenta, en España existen tres residencias de este tipo.
Mallol hace hincapié en los beneficios que las mascotas aportan a las personas mayores en su lucha por combatir la soledad, optimizando su salud mental y física. “Se han realizado diferentes estudios científicos, que han confirmado que además de la reducción de la depresión, reducción de la sensación de soledad y reducción del estrés, también han constatado una reducción del uso de medicamentos, una reducción de la presión arterial y un aumento del apetito”.
BENEFICIOS DE LAS MASCOTAS EN LAS PERSONAS MAYORES
En este sentido, la veterinaria indica que los animales evitan el sentimiento de soledad. “La persona se siente más segura de sí misma y más protegida, ya que su compañía estimula el contacto físico y la comunicación. El contacto físico es una de las cosas que la gente mayor echa más de menos”.
Asimismo, alivian la depresión. “Las personas deprimidas, al tener un vínculo con la mascota, tiene un motivo para levantarse de la cama. Sabe que le debe dar de comer, pasearlo en el caso de un perro. Pueden hablar con sus mascotas”.
“Aumentan el sentimiento de felicidad. Las personas tras compartir un rato de juegos con la mascota, experimentan un aumento de oxitocina, se estimula la producción de serotonina y dopamina, al tiempo que el cortisol disminuye. Todas estas hormonas ayudan a disminuir los niveles de estrés”, destaca la veterinaria.
Otro aspecto que resalta la experta es que aumentan el sentido de la responsabilidad. “Las personas mayores pasan de ser personas activas con trabajo, tener una familia a quien cuidar y una vida social que mantener, a vivir una vida de sedentarismo e inactividad, que en muchas ocasiones los hacen sentir inútiles. Tener un animal les hace sentir que tienen todavía un compromiso y un papel importante. Nos hacen responsables de su cuidado, nos enseñan a plantear prioridades”.
Las mascotas también son un facilitador social. “Al salir a pasear con la mascota, es una buena excusa para poder hablar con la gente, que o bien se acercan a tocar el perro, o para hablar sobre anécdotas o cuidado de las mascotas”.
Por último, Mallol señala que también refuerzan la autoestima. “Los propietarios de mascotas tienen una mayor autoestima, según científicos de las universidades de Miami y Saint Louis. Al fin y al cabo, los animales nos demuestran su afecto sin importar nuestra edad, físico, salud mental o personalidad. Nos aceptan tal y como somos sin juzgarnos”.