El término medicamento peligroso, de acuerdo a la definición propuesta en 2004 por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional de EEUU (NIOSH) en su documento “NIOSH alert: preventing occupational exposure to antineoplastic and other hazardous drugs in health care settings”, se emplea para designar aquellos que presentan una o más de las siguientes características: carcinogenicidad; teratogenicidad u otra toxicidad para el desarrollo; toxicidad reproductiva; toxicidad en órganos a bajas dosis; genotoxicidad; y nuevos medicamentos con perfiles de estructura y toxicidad similar a medicamentos existentes que se determinaron como peligrosos según los criterios anteriores.
Este documento incluía un listado en el que los medicamentos se clasificaban en las siguientes categorías:
- Grupo 1: medicamentos antineoplásicos.
- Grupo 2: medicamentos no antineoplásicos que cumplen al menos un criterio de peligrosidad.
- Grupo 3: medicamentos que presentan riesgo para el proceso reproductivo y que pueden afectar a hombres y a mujeres que están intentando concebir de forma activa, y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, pero que no comportan riesgo para el resto de la persona.
Este listado ha tenido diversas actualizaciones y la correspondiente al 2018 aún no está ultimada. Esta información puede consultarse en esta web.
A nivel estatal, el Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo ha desarrollado una web de acceso libre con un buscador donde cualquier usuario puede acceder a la información relativa a la posible peligrosidad de un medicamento.
En lo que se refiere al ámbito de la Veterinaria, el NIOSH en el año 2010 publicó un documento específico, titulado “Safe Handling of Hazardous Drugs for Veterinary Healthcare Workers”.
En él establecen una serie de recomendaciones de seguridad para los diversos procesos de la cadena terapéutica: recepción de la medicación, preparación y administración de las dosis a administrar, eliminación de residuos, manipulación de excretas, limpieza de derrames, etc.
El personal sanitario deberá estar formado sobre los riesgos inherentes a la manipulación de estos medicamentos sin los equipos de protección adecuados: guantes, batas, mascarillas y los denominados sistemas cerrados.
Estos últimos son dispositivos que permiten transferir medicamentos desde los viales a las jeringas empleadas en la administración, o en la preparación de las mezclas a administrar, de manera que no exista posibilidad alguna de fuga de aerosoles o de vapores durante dicha transferencia.
Nuestra legislación establece la obligatoriedad de su empleo en el artículo 5 del RD 665/ 97: “En caso de que no sea técnicamente posible sustituir el agente cancerígeno o mutágeno, el empresario garantizará que la producción y utilización del mismo se lleven a cabo en un sistema cerrado”.
En este sentido, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo en 2015 publicó un documento (Nota Técnica de Prevención 1051) en el que describe los diversos dispositivos comercializados para la dosificación de medicamentos de administración parenteral.
No obstante, y a pesar de los sistemas disponibles para la preparación y administración parenteral, todavía hay cuestiones pendientes de resolver, como sucede con la administración enteral de medicamentos peligrosos, formulados en comprimidos que deben ser triturados y dispersados enagua para su administración.
Para solventar esta cuestión, recientemente he patentado un dispositivo que espero sea de utilidad también para el ámbito veterinario.
Como farmacéutico especializado en tratamientos antineoplásicos, creo indispensable que esta cultura de la seguridad la manipulación de medicamentos peligrosos debe generalizarse y tener un desarrollo idéntico en las sanidades humana y animal, al igual que sucede con los procedimientos diagnósticos y terapéuticos de las enfermedades oncohematológicas.