Las infecciones causadas por bacterias resistentes a antibióticos son un grave problema tanto en salud humana como en medicina veterinaria, que se ve agravado por el uso inadecuado de los antibióticos. Las mascotas (perros, gatos, cobayas, etc) se pueden infectar con bacterias resistentes a antibióticos de la misma manera que sus dueños.
Aparentemente, el contacto estrecho entre dueños y mascotas crea unas condiciones favorables para la transferencia de bacterias resistentes en ambas direcciones. Sin embargo, los expertos apuntan que hay mucho desconocimiento sobre la dinámica de esta transmisión y el proceso de selección que se da en la interfaz mascota-humano. Mientras diferentes grupos de investigación trabajan para dar respuesta a estas cuestiones, una alternativa para contribuir a frenar la aparición y diseminación de la resistencia a antimicrobianos (RAM) es el uso racional de los antibióticos en estos animales, lo que requiere la actuación conjunta de dueños de mascotas y veterinarios.
Por ello, desde el Departamento de Sanidad Animal del Gobierno Vasco hacen hincapié en la importancia de que los veterinarias prescriban los antibióticos de forma prudente, lo que implica “hacer un buen diagnóstico, preferiblemente apoyado por pruebas de cultivo microbiológico y test de sensibilidad (antibiogramas); elegir el antibiótico correcto para el agente infeccioso identificado y su sensibilidad, intentando evitar antibióticos críticos en medicina humana (siguiendo la categorización de uso prudente); y marcar al dueño de la mascota la pauta adecuada de administración”, explican.
Además, también apuntan a la importancia de los dueños de las mascotas a la hora de contribuir a prevenir el desarrollo de la RAM durante el tratamiento de una infección.
En este sentido, piden a los dueños que sigan “de forma estricta las instrucciones pautadas por el veterinario” en cuanto a dosis, tiempos y duración del tratamiento, “entendiendo que el veterinario deba pedir al laboratorio una prueba de cultivo y antibiograma. Estos análisis permiten determinar cuál es el mejor antibiótico para tratar la infección de la mascota”.
Y que entiendan que “un veterinario puede decidir no tratar a una mascota con un antibiótico porque la infección puede ser autolimitante (se puede eliminar por sí misma) o causada por un virus (no responde a tratamiento antibiótico)”.
“Trabajando en conjunto, veterinarios y dueños de mascotas, se puede combatir la aparición de bacterias resistentes en las mascotas y su posterior transmisión a la población. Este esfuerzo dará lugar a un ecosistema familia-mascota-población más sano”, concluyen.