Los veterinarios a menudo lidian con el dilema moral de eutanasiar a una mascota. La mayoría de los veterinarios no tienen reparos en la eutanasia y creen que es necesario para los animales que sufren severamente o que amenazan la seguridad pública debido a una agresión incontrolable.
Si bien, muchos clientes pueden, por ejemplo, insinuar que cuidar a la mascota se ha convertido en un problema o que interfiere con su estilo de vida o situación de vida y solicitar la eutanasia. Esto se llama "eutanasia de conveniencia".
Un estudio reciente en América del Norte encontró que casi el 27% de los veterinarios en diferentes tipos de práctica "a veces o con frecuencia" recibieron lo que consideraron solicitudes inapropiadas para acabar con la vida de los animales. La mayoría de los veterinarios habían recibido tales solicitudes al menos una vez, solo un 7% nunca las había recibido, y algo más del 75% dijo que nunca o solo rara vez realizaron eutanasia "inapropiada".
DILEMAS MORALES
Las asociaciones veterinarias dicen que la eutanasia es a veces moralmente necesaria y debería ocurrir cuando el sufrimiento no puede aliviarse. Los veterinarios a menudo tienen que persuadir a los clientes de que es hora de "dejarlos ir".
Por otra parte, a veces los propietarios no pueden pagar un tratamiento veterinario por problemas que se pueden tratar y esto puede llevar a decisiones morales agonizantes, tanto para los dueños de mascotas como para los veterinarios. En estas situaciones, algunos propietarios asumen que los veterinarios deben administrar una inyección letal a su mascota si ellos lo consideran oportuno.
El Código Deontológico de la Organización Colegial Veterinaria (OCV) recoge que “el veterinario no deberá eutanasiar a animales salvo por enfermedad física que comprometa su vida o alteración del comportamiento que ponga en peligro la integridad física de sus propietarios, de otros animales o de la ciudadanía; porque entrañen riesgo para la sanidad y bienestar animal, la salud pública o el orden público; o por razones de diagnóstico de colectividades o por orden de la autoridad competente”.
En este sentido, si el dueño no puede tratar al animal por falta de medios puede entrar dentro de que se está comprometiendo su vida o no, lo que puede generar un estrés y un dilema para el profesional.
Estas situaciones provocan en los veterinarios angustia moral. Según apuntan, la angustia moral es una de las razones por las cuales los veterinarios sufren agotamiento profesional y fatiga por compasión. De hecho, los veterinarios tienen una tasa de suicidio más alta que la población general.