Ser médico o veterinario, se trata de una profesión realmente preciosa en la que, las personas que deciden estudiarla o que ya la ejercen, deben tener una verdadera vocación. Aunque tenga una gran parte positiva, pues muchas veces se salva la vida tanto de humanos como de animales, existen otras ocasiones en las que el desenlace es bastante más trágico, y para comunicarlo a quien corresponda, hay que estar muy bien preparado, ya que normalmente una mala noticia no es nada fácil de encajar.
En el caso de los veterinarios, tal y como nos cuenta María José Cano Rábano, profesora de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León en declaraciones exclusivas para Diario Veterinario, “dar malas noticias a los propietarios de mascotas es un tema que prácticamente no se trata durante la carrera, pero que resulta primordial en el ejercicio veterinario”.
Hoy en día, a pesar de los avances que existen en medicina veterinaria, es innegable que aún siguen apareciendo numerosos casos de problemas y enfermedades en animales. En este sentido, cuando una de ellas es detectada por el profesional, “es importantísimo tener en cuenta el lugar en el que se va a comunicar la noticia al dueño de la mascota, sin omitirle nunca ningún tipo de información. Lo ideal es un sitio tranquilo, sin ruido ni distracciones como un despacho, para poder hablar sosegadamente”, apunta Cano.
Por ejemplo, “cuando lo que vas a decirle al propietario es que su mascota tiene cáncer y vas a exponerle distintas posibilidades de actuación, el primer paso es convencerles de que en veterinaria no se producen los efectos secundarios, tan marcados, de la quimioterapia. Normalmente no te creen, o piensan que estás minimizando los efectos. Muchas veces, aunque me dan un voto de confianza, no se convencen hasta que no ven que, efectivamente, no se producen como ellos pensaban”.
“El segundo paso es, como ya he mencionado anteriormente, cambiarles el concepto de que el cáncer es equivalente a la muerte. Las cosas han cambiado mucho y lo que hay que transmitirles es que su mascota solo pasa a ser un animal con una enfermedad que hay que tratar y revisar según un protocolo”, añade.
Por otra parte, también es sumamente importante el tono con el que se comunica la noticia, pues “debe ser pausado, tranquilo pero riguroso, sin usar palabras 'raras', poniendo ejemplos, hablando en tono medio y despacio y repitiendo muchas veces las cosas, aunque sea con otras palabras”.
Aunque lo cierto es que existen muchos tipos de dueños, y con ello reacciones muy diversas, “es importante transmitirles que cualquier reacción es normal”.
Por último, y en el caso de que tuvieran que tomar alguna decisión, aconseja “tomarla con calma, que vayan a casa, lo comenten con la familia y que, al final, sea una decisión consensuada por todos, que sea cual sea, será la correcta”.